En Bogotá así se conoce a los obreros que aportan, ladrillo a ladrillo, al desarrollo de nuestro país. El capítulo explora en las diversas opiniones de los diferentes actores sobre por qué reciben ese mote y en los prejuicios que los tildan de machistas, borrachos, coquetos y lentos para trabajar. También en que esta labor jalona el progreso del país y en que es una de las principales fuentes de trabajo, gracias a que ofrece espacio a quienes no tienen experiencia alguna y quienes terminan cualificándose en alguna área de esta labor, tan pesada y extenuante.