Este capítulo arranca en Bogotá no por ser la capital del país, sino por ser una ciudad bella, culta y amable. Bueno, muchos piensan que no es amable. Y lo de bella y culta… Este capítulo analiza motes o nombres, muchas veces rimbombantes, cursis, pretensiosos o arribistas que reciben nuestras ciudades, pueblos y hasta veredas. Hacen presencia ciudades hidalgas, hermosas, trasnochadoras, morenas, alegres y floripondias. Hoy desde la Atenas suramericana, mañana desde cualquier rincón de Colombia.