El nuevo equipo del CNI, a las órdenes de Paco y Dolores, se encarga de detener a un asesino que se come a sus víctimas. Para ello dependen de otra caníbal, ahora en prisión, que insiste en que Paco y Mariano degusten con ella un buen plato de carne humana a cambio de pistas. Ika y Rober, cada vez más cómplices en lo personal, se verán en grave peligro tras acercarse demasiado al asesino. Povedilla le cuenta a Mariano lo que ha descubierto revisando los vídeos del tiroteo en el aeródromo: Lucas es el tirador que abrió el fuego cuando intentaban detener a la banda de congoleños que se escapaban con la ojiva nuclear. El dato descoloca a Mariano, que no entiende la actuación de Lucas y prefiere no informar a Paco de sus sospechas.