Cuando las pruebas incriminatorias para procesar a un acusado son rechazadas por el juez, Annabeth tendrá que buscar otras evidencias para no perder el caso. Durante su investigación descubre que el caso de secuestro podría ser en realidad asesinato. Mientras tanto, Maureen interroga a los amigos y familiares del sospechoso y descubre que el crimen podría tener tintes racistas.