Carlos y Elvira (María Leal) nunca fueron la pareja ideal pero mantenían una estabilidad que les hacía sobrellevar su relación. Cuando le despiden a él, se ve el verdadero hastío de esa relación. Ella estaba harta de no ser escuchada, soñaba con cosas que sabía que jamás ocurrirían. Su marido estaba obsesionado con las carreras de caballos, y se mantenía ajeno a los sueños de esa mujer que para él era solo un adorno. Las horas muertas comienzan a acumularse creando odio y ambiciones.