La fase invernal arrecia y la intensidad del curso aumenta. Mientras sus fuerzas empiezan a mermar, los alumnos aprenden a moverse en medios complejos y diferentes como son el hielo y la nieve. La gestión del riesgo se convierte en una prioridad porque una buena preparación y conocimiento del medio son básicos para minimizar los accidentes y evitar las avalanchas.