Entre los dos suman tres divorcios; ella tiene un hijo al que no ve y dice ser pintora; él es un futbolista retirado que vive de estafar a incautos con conflictos emocionales. Aunque superan los cuarenta, ninguno ha hecho gran cosa en la vida. Rubén y Adriana acaban de conocerse en la barra de un bar. Después del flechazo, a ambos les costará desmontar la maraña de errores y mentiras de su pasado.