Con Aïcha siendo arrastrada a un andamio, Harry debe defender su caso, y rápido. Él convence a Al Moctar para que se detenga y verifique si el tráfico de armas ha sido paralizado. Efectivamente ha ocurrido, él ha jugado su parte, y ahora el estado encubierto lo está abandonando. Viendo esto, Al Moctar decide dar un paso atrás y les da el nombre y la ubicación de su vendedor de armas.