Capitán Toledano tiene previsto interrogar a dos prisioneros que fueron capturados cuando se recuperó la pólvora. Los presos advierten a Figueroa, uno de los hombres del magistrado, que hablarán a menos que alguien los ayude a escapar. En cambio, los encuentran muertos en su celda a la mañana siguiente. Un médico examina los cuerpos y sospecha asesinato, pero el magistrado anuncia que fue suicidio.