La comunidad obliga a Mauri a seguir siendo presidente y, para cobrar las cuotas pendientes que debe Concha, instala una máquina tragaperras. Efectivamente, Concha, Vicenta y Marisa agotan sus pensiones en la máquina, pero Isabel también caerá en el juego. Por otra parte, Lucía y Carlos siguen con los preparativos de boda.