Ahora que han convertido Button House en un rentable y acogedor hotel, Alison y Mike solo tienen miedo de una cosa: que sus primeros invitados no publiquen buenas valoraciones en Internet y eso arruine su negocio. Ambos harán lo imposible por mantener contentos a sus inquilinos, mientras los fantasmas siguen afrontando asuntos de vida y muerte, como por ejemplo la aparición de un nuevo fantasma en los terrenos.