Abel Olaya (Paul Naschy), otrora admirado actor de género malvive con una penosa jubilación. Olvidado por público y crítica se ve obligado a realizar algunos trabajos aprovechando sus dotes adivinatorias que le otorgan su otra gran pasión: las ciencias ocultas. Junto a su viejo amigo Víctor (Antonio Mayans) dan largos paseos por la playa recordando tiempos mejores. En uno de estos paseos encuentran en la orilla del mar una mano humana seccionada a la altura del antebrazo y con un extraño símbolo tatuado en su muñeca.