Luciano lleva quince años trabajando en una importante empresa sin que le hayan sido recompensados sus esfuerzos, su fidelidad y sumisión. Por recomendación de un primo suyo, hace de hombre de paja para los negocios inconfesables de los directivos. Éstos le manipulan hasta el extremo de obligarle a casarse con la ex amante de uno de sus jefes. Al final, por culpa de un incendio del chalet en el que vive y donde se cuecen los negocios sucios de los que no es responsable, termina yendo a parar a la cárcel, por encubrir y achacarse unas responsabilidades que no son suyas, cumpliendo hasta el final su papel de testaferro.